Las escuelas innovadoras de Barcelona, desbordadas.

Unas 300 familias han empezado a organizar una plataforma para reclamar a las administraciones que amplíen la oferta de plazas en escuelas que trabajan con metodologías educativas innovadoras, después de que sus hijos hayan quedado excluidos, en lapreinscripción para el curso 2016-2017, de alguno de estos centros, sobre todo en la ciudad de Barcelona. «Las escuelas de carácter no directivo, vivas, activas, abiertas, participativas, sin exámenes ni deberes, están cada vez más demandadas«, aseguran estos padres. En las próximas semanas van a solicitar una reunión con las autoridades educativas, a las que exigirán «una alternativa», han anunciado.

Es tal el número de peticiones descartadas, dicen, «que la situación es ya insostenible», asegura Eva Maria López, una de las promotoras de la plataforma, bautizada como Volem una Escola Activa. «Estamos convencidos de que el proceso que han iniciado estos colegios, ahora auspiciados por la organización Escola Nova 21, es un proceso sin marcha atrás, pero es también un camino que avanza muy lento y del que nuestros hijos, si no se toman medidas, se van a quedar fuera», lamenta López.

La única alternativa que tienen ahora mismo sería la de «ir aproyectos privados«, denuncia la afectada. Eso choca, sin embargo, con una de las esencias de los miembros del colectivo, defensores de la escuela pública, «a parte de ser una opción imposible para muchas familias, que no pueden pagar las cantidades económicas que se han de pagar esos colegios».

UN FENÓMENO MUY BARCELONÉS

Solo en Barcelona, escuelas públicas como Els Encants han tenido que dejar fuera para el próximo curso a 75 alumnos solicitantes, mientras que en el colegio Univers son 77 los damnificados, según los cálculos de la plataforma. El barrio del Poblenou suma otros 70 afectados, entre los niños que se han quedado sin plazas de P3 en las escuelas Fluvià y Llacuna.

Pero si hay un caso que ejemplifica el éxito de la escuela innovadora es el del colegio Congrés-Indians, una comunidad de aprendizaje que tiene en estos momentos una lista de espera de medio centenar de estudiantes que aspiran a poder acceder el próximo curso. «Y en cambio la escuela La Sagrera, situada a poca distancia de Indians y que se estrenará el próximo septiembre, apenas ha recibido una decena de solicitudes», señala un padre, que atribuye la escasa preinscripción de este nuevo centro al hecho «de que está previsto como un colegio más convencional». En el otro extremo de la capital catalana, otra de las escuelas que estrenará Barcelona el próximo curso, el Entença (esta sí, innovadora) ha dejado fuera a 26 familias, siempre según cálculos de la plataforma.

«En un momento en que la escuela pública empieza a ofrecer distintas posibilidades educativas, más allá de la escuela convencional, que era la predominante hasta hace pocos años, elConsorci d’Educació de Barcelona debería tomar medidas para garantizar que haya al menos un colegio de estas características en cada distrito», clama Eva Maria López. «Eso no significa -puntualiza- que se cuestione a las escuelas con otros modelos pedagógicos».

REQUISITOS DE ACCESO CUESTIONADOS

A la escasez de plazas en escuelas que aplican nuevas metodologías docentes se suma, en opinión de los padres afectados, un sistema de acceso «con requisitos que deberían ser revisados», sostienen algunos. «Es fundamental que se revise, porque al final, lo que ocurre es que el modelo de preinscripción, tal y como está diseñado, no nos deja elegir libremente la educación de nuestros hijos», lamenta Gemma Martínez, otra madre damnificada. «En algunos casos, el proceso ha sido escandaloso», lamenta Elena Parreño, que tiene una niña que el año que viene cursará P3 y que ahora mismo no tiene plaza en ninguno de los colegios (todos públicos) para los que había solicitado una plaza.

Familias que cambian de barrio para poder elegir esos colegios

La escuela es uno de los elementos que determinan la elección de domicilio, sobre todo en el caso de parejas que inician un proyecto de vida en común, dicen los sociólogos. Y los profesores lo confirman. «En el caso de Sils, por ejemplo, nos consta que ha habido familias que pudiendo instalarse en otros municipios han elegido Sils porque les gustaba el proyecto pedagógico que les ofrece el instituto«, explica Iolanda Arboleas, directora del centro, uno de los 26 que han puesto en marcha el programa Escola Nova 21.

«No es algo anecdótico, en absoluto, hay gente que cambia de barrio por ese motivo», subraya Gemma Martínez, una joven madre, promotora del grupo de crianza MamaG, en el barrio barcelonés del Guinardó.

Fuente: El Periódico